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Ramón Fernández-Mijares recibe la Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort rodeado de familiares y amigos

El abogado del ICA Oviedo aprovechó su discurso para hacer un alegato en favor de la abogacía del Turno de Oficio y para criticar duramente al Gobierno: "Le pediría que cumpla y haga cumplir la ley, como prometieron los componentes al jurar su cargo, y que se abstenga de proponer leyes "ad hominem" con el fin de favorecer a personas concretas, así como de negociar las mismas con aquellas que las infringieron y por las que fueron condenadas y posteriormente indultadas, pero parece que la felonía se ha consumado o está a punto de consumarse".

25/11/2022.- Aunque le fue concedida en 2020, la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 retrasó el acto oficial de entrega de la Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort a Ramón Fernández-Mijares en el Colegio de Abogados de Oviedo hasta hoy.

A las 13:00 horas, el protagonista, convenientemente togado para la ocasión, entraba al salón de actos acompañado por la vicedecana, María Escanciano, que presidió la ceremonia en ausencia del decano, el secretario de la Junta y hermano de Ramón, Pelayo Fernández-Mijares, la catedrática de Derecho Mercantil y quien se encargaría de glosarlo, Isabel Huerta Viesca, y, tras ellos, situándose después en un lateral del estrado, la bibliotecaria, Marisa Duque, las diputadas María Martín, Sonia B. Arévalo Píriz y Marisa Nevado, y los diputados Pablo Díaz Carrera y Ernesto Tuñón.

Isabel Huerta Viesca no escatimó en elogios al condecorado, al que calificó como "mi maestro" o "mi padre profesional". Destacó de él la "facilidad para hacer equipos" o para escuchar, "porque él quiere aprender de todo siempre y saber más de todo y de todos, de cualquier persona". 

La emoción llenó de lágrimas los ojos de Ramón cuando su glosadora habló de su familia, ampliamente representada en el patio de butacas, y recordó a los miembros ausentes, "pero que, como la luz de las estrellas, nos acompañan y nos acompañarán siempre". 

Por último, la catedrática destacó al "Ramón como amigo, como amigo de todos, porque no hace distingos". Y aquí contó una anécdota entrañable ocurrida hace muchos años, cuando ella trabajaba en su despacho, que arrancó las risas entre los presentes: "Un mendigo, bien conocido en Oviedo, llamado Manolín, que frecuentaba la calle Pelayo, donde estaba entonces el despacho de Ramón, cierto día me preguntó por él en la calle y yo le contesté que no estaba, que se había marchado esa mañana de viaje a Madrid. Entonces, él, muy serio, me dijo: ¡Qué lástima, si se lo hubiera dicho ayer, me hubiera llevado con él hoy!".

Su hermano Pelayo, como secretario de la Junta, procedió a leer la Orden Ministerial de 25 de junio de 2020 por la que se le concedió a Ramón Fernández-Mijares tan alta distinción.

      

La vicedecana, María Escanciano, fue la encargada de imponerle el reconocimiento y le dió paso para que pronunciara su discurso.

            

Durante su intervención, el protagonista del acto agradeció, en primer lugar, a la Junta de Gobierno que solicitara al Ministerio de Justicia la concesión de este reconocimiento, así como la organización del acto que estaba viviendo.

También tuvo palabras de agradecimiento para su familia y para los más de doscientos compañeros que pasaron por su despacho, entre ellos, la propia vicedecana: "No sé si merezco esta cruz, pero sé que hay muchos abogados que se la merecen igual o más que yo".

Para terminar, formuló dos peticiones: "A esta Junta de Gobierno, que me ha propuesto para esta condecoración, le pediría que lidere y abandere las reivindicaciones de los compañeros servidores del Turno de Oficio, presionando a las administraciones competentes cuanto fuera necesario en aras de mejorar sus condiciones de trabajo, pues el letrado del Turno es el ser más vulnerable de todos los operadores jurídicos". "Y a nuestro Gobierno de la Nación, que me ha distinguido con esta Cruz, le pediría que cumpla y haga cumplir la ley, como prometieron los componentes al jurar su cargo, y que se abstenga de proponer leyes "ad hominem" con el fin de favorecer a personas concretas, así como de negociar las mismas con aquellas que las infringieron y por las que fueron condenadas y posteriormente indultadas, pero parece que la felonía se ha consumado o está a punto de consumarse".

El cierre del acto lo puso María Escanciano con un discurso en el que pronunció, en primer lugar, las palabras de afecto que, a su vez, le había transmitido el decano - "Era 1969 cuando dos fanáticos de los Beatles disfrutaban de uno de los más grandes discos del grupo de Liverpool, "Let it be". Caminábamos por el patio de la Facultad del Edificio Histórico y allí se iniciaba una amistad que continúa sin altibajos a día de hoy"- y que completó, en segundo lugar, con las suyas propias: "Permíteme que te traslade con todo el respeto y con toda la admiración, por tu intachable y admirable trayectoria, que además de la Cruz de San Raimundo de Peñafort te llevas otro galardón que es el inmenso cariño que la profesión y este Ilustre Colegio de Abogados de Oviedo te profesa".

   

La finalización del acto dió paso a un vino español en el que los presentes pudieron felicitar en persona al homenajeado.

      

 

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